“A él, ella lo coge pa’ sus cosas”. No saben de respeto. Merecido lo tienen. Arrogantes, sí, todos esos.
Recoge y vuelve a leer las cartas. Salió en la otra noticia de ayer que desmintieron que estaba embarazada y tú seguías en la insinuación.
Quien ha visto a un macho con pantalones, parado en un estante sin darse cuenta de su estilo. Esperando la otra lectura, la otra que eran otras, hasta darse por vencido.
¿Viste esos ojos tristes de ayer? Era un hombre bueno triste, tristemente bueno. Es que todos somos buenos. Y ese hombre estaba triste. Invisiblemente triste.
La niña viene, claro, los dos queremos esa niña, hermosa, globalizada, carismática, enigmática y salerosa. Esa es la niña.
Después del beso, el brazo, el beso en el brazo, tus nalgas, tu cuello alineado, saciando el trayecto, tus muslos abiertos, tu boca preciosa, tus ojos conmigo, cantando al eterno, clavando al amor, partiendo a tu nido.
domingo, 5 de abril de 2009
Abierto
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